Siete pacientes terminales que viven en el hospicio Rotterdam Home empiezan a reunirse a medianoche para contar historias de miedo.
Los que me leéis habitualmente sabéis perfectamente que aquí, en este santo blog, somos muy de Flanagan, entre otras cosas porque se lleva currando una carrera dentro del género de terror de lo más estimulante, combinando conceptos y creando historias para no dormir, ya sea en formato serie, en donde Netflix ha conseguido unos cuantos éxitos recomendables, como en pantalla grande (se habla poco de la gran película que es Doctor Sueño y del marrón que suponía).
Así, me enfrento a ‘El club de la medianoche’ con el interés habitual, notando su firma y dejándome embaucar por las pequeñas historias que estos enfermos narran en las quedadas nocturnas mientras esperan la visita de la inevitable muerte. Hasta aquí, todo encaja y funciona como suele ser habitual en las producciones dirigidas por Flanagan. En todo momento, deja su sello, deja un poso y algo reseñable en cada pequeña historieta y el espectador termina continuamente enganchado.
Ahora bien, hay que señalar que todo el invento se termina desinflando hacia el final. Quizás por el exceso de protagonismo de su irritante personaje principal, que me va cayendo peor según pasan los episodios (si tan inteligente es, no entiendo cómo se deja engañar tanto).
Pero no todo es culpa de eso, puesto que la gran trama principal, si nos detenemos a pensarla con detenimiento, hace aguas y se diluye demasiado entre tanto lloriqueo fácil por los entrañables personajes que tenemos delante. Ese, es el mayor fallo de la serie. Es más, todo se diluye demasiado hacia el final, como si Flanagan se hubiese dado cuenta de que, lo que verdaderamente importa son las pequeñas historias porque es donde la serie más cómoda se siente. Pero luego peca, en un pequeño intento, de introducir y querer alargar el invento con una innecesaria secuencia final.
Es decir, encuentro demasiadas luces y sombras en este ‘El club de la medianoche’. Me pesa más el trabajo que hay detrás y los nombres para decir que me ha gustado que la sensación final que me deja. Que Netflix se haya apresurado tan pronto a cancelarla me indica que a más gente le ha pasado como a mí.