La piel del tambor: Un Reverte de sobremesa

Ciudad del Vaticano, 1995. Un hacker informático irrumpe en el ordenador personal del Papa dejándole un mensaje en el que asegura que la Iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas mata para defenderse. Intrigado, el Santo Padre ordena que se investigue el asunto. Monseñor Spada asignará la misión a su mejor agente, el sacerdote Quart, poseedor de una larga experiencia en los asuntos oscuros de la Santa Sede. Entre tanto, en Sevilla, la aristócrata Macarena Bruner (Amaia Salamanca), una hermosa divorciada que es dueña de los derechos sobre el terreno donde se alza Nuestra Señora de las Lágrimas, escandaliza a la ciudad con sus amores inapropiados con un bailaor flamenco, mientras coquetea por Sevilla y hace parte principal de un grupo que se resiste a dejar demoler la Iglesia.

Cuando estudiaba, todos los años escogía un libro para leer durante los meses de verano. Creo que no hay nada peor que el hecho de que te impongan algo y si me imponían leer un libro en el instituto, no podía evitar cogerlo manía y leerlo in extremis el día anterior deprisa, sin casi saborearlo. Por eso, a esos libros de verano era fácil cogerlos cariño y uno de los seleccionados fue la piel del tambor de Arturo Pérez Reverte.

Me pareció un gran libro que, en un futuro y en buenas manos, podría convertirse en una buena película. Unos cuantos años después, por fin puedo ver en pantalla grande la adaptación cinematográfica de ‘La piel del tambor’, pero descubro que las manos en las que ha caído la adaptación no son las mejores.

Tengo un sentimiento un tanto encontrado en el que me van pesando más los fallos que los aciertos. Al final, me da la sensación de estar viendo algo completamente rutinario, que ante el peliculón que mi imaginación planteaba. Sí, los libros tienen esa magia y libertad que te da la mente, pero aun así me resultan muy decepcionantes algunas decisiones que se han tomado.

En esencia el libro está, y por eso tiene la nota que tiene, pero se han cambiado cosas y mutilado otras que estoy seguro de que el espectador que desconozca la novela puede perderse en la trama o no captar todo lo que la obra original propone. Decisiones innecesarias que habrían dado empaque al filme.

Además, no hay nada fuera de lo normal, ni un plano ni nada en lo que puedas decir que el director sea capaz de dejar su sello. Es más, que poco me gusta cuando noto que una producción española se ha redoblado. Aquí, entiendo que los productores han visto mercado internacional, han fichado a Armitage y a Guilfoyle para cubrir el cupo, rodarla en inglés y ya pensaremos en el mercado español. Pero, claro, vemos que Amaia Salamanca no tiene su voz, como el resto de los actores patrios. ¿Qué hubiera costado que se doblaran ellos mismos?

Pues eso, con esta adaptación de ‘La piel del tambor’ los amantes del libro no van a quedar muy satisfechos. Puede que los que desconozcan la novela salgan, al menos, entretenidos.

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