El multimillonario fabricante de armas Tony Stark debe enfrentarse a su turbio pasado después de sufrir un accidente con una de sus armas. Equipado con una armadura de última generación tecnológica, se convierte en «El hombre de hierro», un héroe que se dedica a combatir el mal en todo el mundo.
Ahora que los nuevos estrenos nos llegan con cuentagotas, es un buen momento para revisar películas que tenía un poco olvidadas y me apetecía ver cómo encajaba el paso del tiempo la saga de ‘Iron Man’. En un momento en el que el cine de superhéroes comenzaba a despegar, cabe destacar lo sumamente acertado que estuvo la factoría Marvel en la elección de la dupla Downey Jr / Favreau: uno por plasmar a las mil maravillas al personaje de Tony y el otro por el gran tono conseguido durante todo el film.
Porque ‘Iron Man’ sirve perfectamente como presentación del personaje y como una película sumamente entretenida. Aquellos que no son lectores habituales del cómic quedarán enganchados y, los que son fanáticos, sabrán disfrutar de las novedades que trae el personaje y de los pequeños cambios respecto a lo creado por Stan Lee (no creo que sea como para tirarse de los pelos).
El film se toma su tiempo para crear el personaje y para que el gran público lo vaya conociendo. Tira, y mucho, del carisma de Robert Downey Jr., un actor que si hubiese dejado de lado su lado «turbio» podría tener algún Oscar ya en su casillero. Al público le gusta y la cámara le quiere. Guiña, camina, anda y habla como Tony Stark. En frente, un villano a la altura como es Jeff Bridges al que me hubiera gustado que recuperaran para la secuela (pero que, al final, no pudo ser) y una majísima Pepper Potts (adorable Gwyneth Paltrow).
‘Iron Man’ sigue conservando el encanto que le hizo triunfar hace ya casi 12 años. Una película sumamente entretenida que funciona como blockbuster.
El Alquimista Cinéfilo 