Mientras trabajan en una avería subterránea, los fontaneros de Brooklyn, Mario y su hermano Luigi, viajan por una misteriosa tubería hasta un nuevo mundo mágico. Pero, cuando los hermanos se separan, Mario deberá emprender una épica misión para encontrar a Luigi. Con la ayuda del champiñón local Toad y unas cuantas nociones de combate de la guerrera líder del Reino Champiñón, la princesa Peach, Mario descubre todo el poder que alberga en su interior.
A pesar de que confieso que la película está bien, entretiene y seguramente el público al que va dirigida va a terminar satisfecho, debo confesar que creo que hemos vuelto a perder otra oportunidad de tener una adaptación decente del fontanero más famoso que existe.
Cuando se anunció una versión animada del videojuego me esperancé. Pensé que, sin duda, era mucho más fácil adaptar las aventuras y desventuras de la pareja de hermanos, Mario & Luigi, de esta forma que no en carne y hueso porque, recordemos lo que sucedió en los 90.
Hay referencias para los amantes de los videojuegos, pequeños guiños e incluso alguna coña casual que consiguen hacer que esboce una sonrisa, pero lamentablemente el espectáculo no va dirigido a mi, ni a mi nostalgia de jugador gamer de los años 90. Son los niños los que, principalmente, van a quedar encantados viendo ir de un lado para el otro a los dos bigotudos protagonistas y la aguerrida princesa con un guión de lo más simplista.
He pasado el rato, pero no ha sido muy memorable que digamos. Sigue pendiente una gran adaptación de uno de mis personajes favoritos de la infancia.
El Alquimista Cinéfilo 