Después de escapar de una prisión de Michigan, un audaz criminal asume una nueva identidad en Canadá y pasa a robar un récord de 59 bancos y joyerías mientras es perseguido.
Tengo cada vez más claro que este tipo de películas ya no tienen su sitio en la cartelera. Es una lástima, porque esto en los años 90 lo firmaban tipos como Barry Levinson y protagonizaban actores de primer nivel, como aquella de título similar con Willis y Bob Thorton que tan buen sabor de boca me dejó.
Ahora no, ahora nos tenemos que conformar con Duhamel, tipo que me cae bien, pero que no se puede calificar de primer nivel. Además, recuperamos a Elisha Cuthbert después de años sin dar señales y, encima un Gibson que está de paso.
Así, claramente, a este ‘El atracador perfecto’, pronto se le van viendo las costuras. Tampoco es que el director haga una gran labor tras las cámaras, pero me da la impresión de que si había una gran historia por contar. Quizás con un guión que fuese menos plano, que relatase los atracos de otra forma, esto podría haber funcionado mejor. En cambio, tenemos un producto bastante televisivo, de esas películas que uno vería de sobremesa en antena 3 y que, fácilmente, se quedaría dormido.
Bastante olvidable.
El Alquimista Cinéfilo 