Finales de los 80, en un pueblo no determinado. Sara acaba de llegar al pueblo y no encuentra su lugar en ese espacio cerrado. Su mejor amiga es Rebe, mucho más extrovertida. Una noche van a una discoteca, toman drogas y durante el trayecto a casa encontrarán una muñeca vestida de comunión. A partir de ese momento, comenzará la pesadilla.
Parece que el cine español ha encontrado su lugar de confort en dos géneros en particular. De un lado, las comedias locas o familiares y, por otro, las películas de terror. Normalmente, ambas suelen cumplir su función pero otras, muestran en su tráiler sus mejores cartas y se desploman una vez asoman la cabeza en la proyección de la sala de cine.
El caso de ‘La niña de la comunión’ es bastante particular porque, siendo sincero, sus virtudes me estaban ganando hasta su vergonzoso final. Con una factura bastante buena y un prólogo interesante, la película nos sitúa en los años 80 (será que en aquella época nos creíamos toda leyenda urbana sobre terror que hubiese), en un pequeño pueblecito donde Cristo perdió la zapatilla para narrar la historia de unos jóvenes del pueblo que creen haber visto una niña vestida de comunión en el bosque y que, en verdad, es un espectro fantasmal.
La trama discurre bien y juega sus bazas. Las chicas, Carla Campra y Aina Quiñones, sostienen suficientemente la función en detrimento de los chicos. No es una película que de especialmente miedo, pero su intriga se mantiene y quiero saber qué hay detrás de esa supuesta maldición.
Cuando parece que la película llega a su final, diez minutos antes de que termine, puedo decir que no es una maravilla, pero que me ha entretenido. El problema llega justo en ese tramo, donde, verdaderamente, tiene que dar fin a una de las grandes incógnitas del film, que, en realidad, se revela como un auténtico «WTF», una salida de madre que no pinta nada y con un epílogo final que, además, no nos dice nada.
Me quedé con el culo torcido en el sofá de mi casa, verdaderamente indignado y empezando a pensar, seriamente, en que no somo capaces de terminar una película. Ya me pasó con ‘Veneciafrenia’ y con ‘Venus’.
El Alquimista Cinéfilo 