Historia ambientada en 1830 sobre un veterano detective, Augustus Landor, que intenta resolver unos asesinatos cometidos en West Point con la ayuda de un joven cadete al que el mundo conocería luego como Edgar Allan Poe.
Hay películas que no las levanta ni Christian Bale, aunque se ponga en modo Oscar, como es el caso que nos ocupa. Si esto no lo protagoniza él, con Robert Duvall o Gillian Anderson, hablaríamos de un telefilm de esos con los que últimamente Netflix nos obsequia.
Viajamos hasta el siglo XIX para seguir a un veterano detective perfectamente interpretado por Bale, alma máter del filme y única razón que encuentro para que intentéis darle una oportunidad a esto. El detective Landor debe resolver unos asesinatos de West Point con la ayuda de un joven cadete cuyo nombre no es desconocido para la audiencia: Edgar Allan Poe.
Con un argumento que tiene un punto de partida tan interesante, se hace increíble ver como Scott Cooper en labores de dirección y guión echa por tierra la novela que adapta de Louis Bayard y cualquier interés en el devenir de los acontecimientos. Es de esas películas que te pones a ver en casa porque dura dos horas, pero te quitan la vida como su duraran ochocientas.
No me ha gustado nada.