Se suponía que era la casa de sus sueños, pero pronto se convierte en un infierno para la familia Brannock. Las siniestras cartas que reciben de alguien que se hace llamar «el Vigilante» son solo el principio. Enseguida empiezan a salir a la luz los siniestros secretos del vecindario.
¡Bienvenidos a la casa de vuestros sueños! Un agradable, acogedor y gigantesco lugar para una típica familia de los Estados Unidos de América (de esas que quieren tener tantos cuartos de baño como habitaciones, porque ya me dirás tú) y que sale por un ojo de la cara. Los sueños no son baratos, así que deciden comprarla para terminar darse cuenta de que alguien, quizás uno de los entrometidos vecinos u otra persona, les está observando de cerca, muy de cerca. Tanto, que hasta campa a sus anchas por el lugar.
Me imaginaba, ‘Vigilante’, como una serie de mucho más terror, algo rozando más las historias de Flanagan que la supuesta intriga que, finalmente, se nos vende al final de la tanda de episodios. Aún así, podría comprarla si hubiese sido capaz de resolver alguno de sus grandes enigmas en el desastroso y lamentable final de temporada que sus responsables han decidido ofrecer en su lugar.
Siendo sinceros, hay cosas que están bien y siempre es una buena noticia recuperar a Naomi Watts para cualquier causa, pero también es cierto que es una historia que te da para una temporada, diez episodios muy justitos, pero la han querido alargar y es un verdadero error.
Esto no da para más, o por lo menos a mí una segunda temporada no me enganchan. Lo siento mucho.