Piratas del Caribe – En el fin del mundo: Dando la vuelta al navío

Siguiendo la estela de lo sucedido en “El cofre del hombre muerto”, nuestros héroes, Will Turner y Elizabeth Swann, se han aliado con el capitán Barbosa para buscar y liberar al capitán Jack Sparrow del poder de Davy Jones. Mientras el Holandés Errante y la Compañía de las Indias Orientales causan estragos a lo largo de los Siete Mares, Will y Elizabeth navegan hacia Singapur, donde deben enfrentarse al astuto pirata chino Sao Feng. Ahora, en los mismísimos confines de la tierra, todos ellos deben elegir un bando en la batalla final, ya que no sólo sus vidas y fortunas, sino también el futuro de la piratería clásica, pende de un hilo…

Con la saga de ‘Piratas del Caribe’ siempre me sucede lo mismo. Adoro y encumbro ‘La Maldición de la Perla Negra’ tanto, que, inmediatamente, me pongo a disfrutar del espectáculo de ‘El cofre del hombre muerto’ y salgo casi igual de satisfecho. Mi problema es que, si continúo, termino extenuado después de ‘En el fin del mundo’ puesto que me parece la secuela que más esfuerzo requiere por parte del espectador.

Los conocidos protagonistas (Bloom, Knightley y Depp haciendo ya suyos los personajes) en esta ocasión tienen que dirigirse hasta aguas orientales para encontrar el camino que los lleve a recuperar al ingenioso Capitán Jack Sparrow. A todo esto, sumamos que el holandés errante está en las manos de Bequet, lo que puede atisbarse como el final de la piratería.  

Así, ‘En el fin del mundo’ arranca bastante bien gracias, en parte, al cambio de aire que supone salir del corsé inglés y dar rienda suelta en un pequeño papel a Chow Yun Fat. Resulta bastante llamativo y es un punto a favor el enfoque y evolución que vive el personaje de Elisabeth, pasando de mero interés amoroso a, algo así como la líder de todos los piratas.

El problema llega más adelante, con alguna que otra ida de olla con Jack, un desatado Depp, y sus delirios en el desierto. Demasiado metraje para tan poca chicha que lastra el conjunto haciendo que, en este caso, el metraje si me parezca excesivo. Es como si la película pidiese una escena de acción intermedia que nunca llega.  

Todo esto se recupera en un gran final, con reunión de piratas y gran batalla en el remolino gigante de agua, donde ofrece exactamente lo que queremos ver y nos deleitamos con grandes momentos como la boda de Will & Elisabeth oficiada por Barbosa.  

Sin duda, con ‘En el fin del mundo’, la saga comenzaba a resentirse y un cambio de rumbo era necesario. Verbinski, extenuado, hizo una gran y encomiable labor, pero era el momento de dejarlo.

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