Nancy Stokes, una maestra de escuela jubilada, anhela algo de aventura y sexo. Buen sexo. Su difunto marido Robert le proporcionaba un hogar, una familia y algo parecido a una vida, pero nunca tuvo buen sexo de él. Ahora que hace tiempo que Robert falleció, Nancy pone en marcha su plan y contrata a un joven gigoló que responde al exótico nombre de “Leo Grande”. En una habitación de hotel anónima, Nancy recibe a Leo. Su aspecto es tan bueno como el de su foto, pero lo que ella no esperaba era una gran conversación. Nancy descubre que le gusta. Y a él le gusta ella. Con una gran confianza sexual, Nancy empieza a relajarse. En el transcurso de su encuentro, la dinámica de poder cambia y las máscaras de los personajes empezarán a desmoronarse.
Entre tanta película de superhéroes, comedias locas o thrillers de acción, estas películas que son pequeñas y que están realizadas con lo mínimo imprescindible se han convertido en una rara avis entre tanto estreno/evento cinematográfico de masas. Pero es terminar de verla y tener una sonrisa tonta dibujada en la cara.
Es de esas películas que tiene buena pinta y rara vez defraudan. Según van pasando los minutos, lo va confirmando mediante diálogos frescos, interesantes y salpicados de momentos cómicos y dramáticos. Así, poco a poco, va conseguido su propósito y que no pierda el interés a pesar de la repetitividad de la fórmula.
Resulta que Nancy, una Emma Thompson en una demostración absoluta y rotunda de valentía y madurez interpretativa, es una profesora enviudada que decide que quiere experimentar con su sexualidad, contratando a Leo Grande, un simpatiquísimo y adorable Daryl McCormack, para satisfacer sus “curiosidades”. Pero los ratos que pasarán juntos serán muy diferentes a lo que Leo Grande está acostumbrado y distinto a todo lo que Nancy había imaginado que sería.
Contar con un par de actores tan sumamente involucrados facilita las cosas para que nos creamos lo que está pasando. El ritmo pausado, da pie a las distintas conversaciones en un único escenario, la habitación de hotel en donde pasan las distintas veladas.
Ambos personajes, salidos del corazón del libreto de Katy Brand, son encantadores, con sus particularidades, sus defectos y virtudes. Son el alma de una película que consigue crear a dos protagonistas que podría encontrarme por la calle y a los que me encantaría pegar un abrazo. Gracias a eso, la película es un ejercicio de cine pequeño pero muy interesante.
Yo os aconsejo no dejarla pasar.