Durante una tormenta de nieve y varado en una parada de descanso de una carretera aislada en las montañas, un estudiante universitario descubre a un niño secuestrado escondido en un automóvil que pertenece a una de las personas que se encuentran adentro.
Estoy convencido de que esta película en los años noventa habría triunfado o habría sido una pequeña sorpresa en la taquilla. Si llegan a contratar a una estrella de primer nivel, desde luego que habríamos tenido un auténtico pelotazo. Porque ahora, los thrillers de giros de guión y trampas no sé si están mal o demasiado vistos, pero se prodigan poco en los estrenos de los fines de semana y servidor los disfruta un montón. Es más, si esconden bien su argumento y sus vueltas de tuerca para que no lo vea venir, más me enganchan.
Es lo que sucede aquí que, como si de ‘Los odiosos ocho’ se tratase, tenemos a una serie de individuos encerrados en una cabaña por culpa de una tormenta de nieve. No sabes quiénes son o qué hacen allí, pero a través de su tramposo guión, que va desengranando los giros de forma dosificada en sus noventa minutos, terminas seducido por la propuesta y cuando menos te lo esperas ya estás esperando a ver que va a suceder con los allí presentes.
He echado en falta una estrella de primer nivel que hubiera dado más empaque al film. Se nota que no tenían mucho presupuesto y han cogido, por ejemplo, al sucedáneo más parecido que tenían a Denzel Washington para uno de los papeles y no he parado de pensar en lo bien que hubiera estado Denzel aquí.
También he deseado que el realizador, Damien Power, se hubiese currado un poco más los encuadres de la propuesta, sobre todo al arranque de la cinta, que parece demasiado telefilm. Luego, poquito a poco y una vez ya situados en la cabaña, la película gana enteros y se pasa en un suspiro, porque es de lo más entretenida.
Desde luego que ‘En la tormenta’ os amenizará la tarde.