Después de sufrir un accidente con un secador en la bañera, Nick Marshall, un egocéntrico publicista de Chicago, se da cuenta de que puede escuchar los pensamientos de las mujeres. Esto le permite descubrir que ellas no lo estiman tanto como él cree, pero intentará sacarle partido a este don para triunfar en la empresa.

Cuando Mel Gibson disponía de una posición sumamente privilegiada en Hollywood y se encontraba en la cima de su carrera, ganando premios de la academia y ejerciendo como director, tenía la valentía de participar en proyectos que le hiciesen salir, lo justo, de su zona de confort (llamémosles películas de acción) y se marcarse alguna película distinta.
Con ‘En qué piensan las mujeres’, descubrimos la faceta más cómica del protagonista, pero no nos engañemos, es un papel muy a la medida para que esté lo más cómodo posible dentro de lo que es, una dirigida por Nancy Meyers que termina llevando al terreno en el que más cómoda se siente: el romántico.
Gibson sirve de vehículo a Meyer para llevar la historia, que arranca de forma bastante original y con uno de esos “¿Y sí…?” fantásticos que tanto gustan en el cine. Hay que destacar verdaderamente la primera mitad del metraje porque contiene algunos gags realmente buenos. Según le va cogiendo el chulo protagonista va cogiendo el gustillo a sus nuevas “habilidades”, el filme terminará decayendo en interés.
Al final, hay que distinguir que es Meyer quien está detrás de esto y, viendo su filmografía, no sé por qué esperábamos otra cosa. En vez de explorar más la vis cómica más bestia, convierte la película en una historia con moralina manida, pese al carisma y buen hacer del protagonista.
No obstante, podemos decir que es una de esas películas muy de domingo por la tarde, para ver con tu pareja tumbado en el sofá y terminar con una sonrisilla. Mel es el espíritu, dando vida a un mujeriego machista que dudo mucho que pasase los filtros de hoy en día. Hace buen tándem con la “desaparecida en combate” Helen Hunt como pareja de baile.