Sam Lawton tiene una premonición sobre la destrucción de un puente colgante que causaría su muerte y la de otras personas. La visión se hace realidad, pero Sam se las arregla para salvarse a sí mismo y a algunos otros de la catastrófica tragedia. Sin embargo, Sam y su novia Molly descubren que no están realmente a salvo: la muerte los persigue a ellos y a los que sobrevivieron al horrible accidente…
Hay sagas que no llegas a entender el éxito que generan y que, cuando menos te lo esperas, aparecen con una cuarta o quinta entrega sin que hayas visto las anteriores. ¿Cuándo ha sucedido la tercera? Es como ej conejito de Duracell, ¡Y duran! ¡Y duran!
Es el caso que nos depara, con ‘Destino Final 5’. Lo cierto es que la película original partía de una idea muy interesante que sí que daba el suficiente juego como para entretener al espectador. Compro, incluso, la segunda parte por la secuencia del camión y los «troncos». Pero igual había sido un buen momento para haber cortado el grifo.
Sobre todo, viendo en lo que ha terminado quedando la saga. Esta quinta entrega no sabe cómo jugar al despiste, no sabe qué hacer con sus personajes para que el espectador esté enganchado y, lo que es lo peor, ya no se toma en serio a si misma. ‘Destino Final 5’ es un refrito de ideas que se tiran por la borda cada dos o tres minutos, un intento de homenaje final que no funciona y que, además, resulta bastante cutre (mención especial para ese «homenaje» a ‘La Naranja Mecánica’ con una secuencia absolutamente bochornosa.
James Wong y David R. Ellis habían realizado un trabajo bastante decente detrás de las cámaras, pero este Steven Quale quizás sabía que las ideas se habían agotado y opta por poner el piloto automático.
El declive final de una saga que debió terminar unas cuantas entregas antes.
El Alquimista Cinéfilo 