Coral, Wendy y Gina están más unidas que nunca. Ahora, los papeles se cambian y los cazadores se convertirán en presa. Las chicas buscan vengarse a toda costa mientras Romeo, Moisés y Christian continúan intentando atraparlas mientras tienen sus diferencias y su lealtad comienza a resentirse.
Cuando comienzas a ver una serie, hay ciertas cosas que te llaman la atención y que pueden llevar a que continúes viéndola o la abandones. En este caso, desde luego que la cuidada estética y los personajes me parecían un buen punto de partida para crear una ficción entretenida que, además, sirviese como denuncia a la prostitución.
Así, la primera tanda de episodios, gracias también a su corta duración, hacía que ‘Sky rojo’ se viesen sin rechistar, intrigado ante qué les podía deparar el futuro a estas tres chicas. El problema llega cuando se abusa de los componentes que no «llamaban» tanto la atención. En este caso, hablamos de los «deus ex machina» de cada episodio y lo difícil que resulta seguir una serie que te obliga a hacer actos de fe cada diez minutos.
Es imposible que el espectador se crea una ficción que intenta ser realista en sus «momentos denuncia», cuando la historia que tienes que contar resulta tan sumamente rebuscada y sus momentos «lo hizo un mago» se multiplican.
Es lo que sucede, en esencia, en la segunda temporada de esta serie, que echa por tierra mucho del trabajo realizado en la primera tanda. Dicen que hay una tercera entrega confirmada, pero viendo el panorama, se le quitan a uno las ganas de continuar con la aventura.