Un cuarteto de atracadores ejecuta con éxito un gran golpe en la joyería Hatton Gardens de Londres. El problema es que es detenido George, el jefe de la banda y única persona que sabe dónde están escondidas las joyas. Wanda, la única mujer del grupo, planea seducir a Archie, el abogado defensor de George, con la esperanza de sonsacarle el escondite del botín. Los otros dos miembros del grupo que esperan su parte son Otto, un siniestro psicópata admirador de Nietzsche, y Ken, un tartamudo aficionado a los peces exóticos.
Si echas de menos a los Monthy Python y te sabes demasiado de memoria sus grandes obras, por favor, no cometas la atrocidad de no considerar ‘Un pez llamado Wanda’ una de ellas.
Bajo la máscara de una típica comedia de enredos con atracos de por medio se esconde una de las comedias inglesas más brillantes que se han hecho en los últimos años. Resulta que tenemos a un grupo de ladrones, cada uno experto en lo suyo, dispuestos ha robar un buen motín de un banco. Pero, a la hora de la fuga, el jefe cae en manos de la policía. Es entonces cuando los secuaces (la sexy Wanda, el locuaz Otto y el tartamudo Ken) querrán hacerse con el dinero a toda costa mientras que su abogado lo único que quiere es salir de su rutinaria vida.
Así, Charles Crichton elabora esta genial, divertida y disparatada película que aprovecha sus numerosos e inspirados gags para lanzar alguna crítica a la sociedad británica de los 80.Con una serie de enredos a cada cual más original, Crichton saca perfecto partido del reparto en el que destaca una bellísima Jamie Lee Curtis y unos desternillantes John Cleese, Kevin Kline, Michael Palin (y si tuviese que quedarme con uno, me quedaría con este último). Todo el elenco permite funcionar el sinfín de despropósitos que inundan el guión. Y, el final, apisonadora en mano, no puede ser más sublime.
Una de esas que hay que ver una vez al año.
El Alquimista Cinéfilo 