El secuestro de Raoul es el detonante que hará que Assane Diop tenga que replantearse sus prioridades, ¿vengar la muerte de su padre o recuperar a su hijo? Si juega bien sus cartas quizás tenga la oportunidad de matar dos pájaros de un tiro.
Como siempre con las series, ojito con los posibles SPOILERS.
Tras un primer contacto bastante certero en el que ‘Lupin’ lucía como una serie maja, con dosis justas de humor y acción, con un Omar Sy capaz de derrochar carisma como gran jefe de la función y sumando la baza de la corta duración de temporada, lo cierto es que esperaba algo más de la segunda tanda de episodios de esta nueva serie de Netflix que, aunque arranca bien tras la resolución del cliffhanger final de temporada que nos dejaba con muchas ganas de más, ahora me deja poco satisfecho con su resolución final.
El magnate Pellegrini es un tipo tan sumamente odioso que, lo cierto, es que quieres que sufra un poquito más y la humillación pública a la que es sometido en el «gran» final se antoja insuficiente. De hecho, es algo de lo que puede después sufrir en una futura nueva temporada, pues parece que el destino de Diop y su villano vayan casi de la mano. Quizás, sus responsables, están tan pendientes de meter con calzador (porque, al final, no conduce absolutamente a nada) la relación entre Diop y la hija que se olvidan del verdadero objetivo.
Sigue siendo un entretenimiento ligero, amable y que mantiene al espectador activo intentando resolver el rompecabezas que Diop ha preparado, pero muy justito.