Una mujer, después de perderlo todo durante la recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna.
Tenía muchas ganas de ver ‘Nomadland’ por el éxito que había tenido en festivales y la gran alabanza de la crítica y, aunque haciendo balance global me ha gustado, lo cierto es que veo una cierta tendencia en el cine independiente actual que no me gusta y es que, una vez puesto en orden el contexto, la situación y a los distintos personajes… se olvidan de que, al final, hay que terminar contando una historia.
Así, basándose en el libro de Jessica Bruder que no he leído, Chloé Zhao (que me maravilló con la estupenda y brutal ‘The Rider’) nos enmarca en un viaje por carretera a bordo de la furgoneta conducida por Frances McDormand que bien puede servir como simbología de lo que es el film: Zhao dispone el escenario, representa una cruda realidad que, vista la situación actual post-pandemia es posible que vaya a peor y deja que sea Frances McDormand, una actriz mayúscula, se coma la pantalla con su aspecto andrajoso y despeinado.
A partir de ahí, soy de los que piensa que esto hubiera funcionado mejor como documental, porque hubiera sido todavía más crudo. Es imposible no empatizar con los personajes por la cruda posición en la que están o que se te ponga un nudo en el estómago cuando a la protagonista se le estropea la camioneta y pienses ¿y ahora qué?
Es por eso que ‘Nomadland’ es menos redonda de lo que dan a indicar los números, victorias y críticas. El mensaje queda claro desde el minuto uno y hay momentos muy buenos, escenas de una belleza admirable en la que se conjugan todos los elementos para encumbrarla, pero hay poquito más allá de acompañar a Fern en su viaje.