Combinando el estilo clásico de las sitcoms con el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel), cuenta la historia Wanda Maximoff y Vision, dos seres con superpoderes que viven una vida idílica en las afueras de una ciudad hasta que un día comienzan a sospechar que no todo es lo que parece.
Como siempre sucede con las series, ojito con los posibles SPOILERS a partir de aquí.
No cometáis el error que, seguramente, cometió gran parte de la audiencia. Dadla tres episodios, de verdad. Si a los tres episodios no os engancha, entonces sí que podéis dejarla a un lado. Pero si sois unos amantes del MCU, estoy seguro de que una vez que entréis al juego de ‘Wandavision’, quedaréis maravillados.
Porque, si uno echa la vista atrás, es cierto que no conocemos del todo ni a Visión, ni a Wanda, ni cómo surgió su amor ni el porqué de muchas cosas de su relación. ¿Hubiera bastado con un film? Pues, sinceramente, no lo sé. Visto lo que nos ofrece la serie está claro que no.
Es justo decir que el formato que mejor se ajusta a ‘Bruja Escarlata y Visión’ es la pequeña pantalla, por el simple hecho de la base con la que juega, ese formato cuadrado y amor por las distintas sitcoms que Wanda guarda en su cabeza. Además, la serie va in crescendo en cuanto al interés hasta llegar a enganchar por completo semana a semana y mostrar la tragedia que se esconde dentro y que, por supuesto, no os voy a desvelar, pero que es sencillamente maravillosa.
A destacar, sin duda, lo asentados que quedan Elizabeth Olsen y Paul Bettany como amos, dueños y señores de la función y lo bien que funciona con el esperado nuevo universo que nos propone Marvel. Me encanta como recuperan algunos personajes antiguos que quedaron por el camino como el de Kat Dennings) y la creación de algunos nuevos como el de Kathryn Hahn. Sí que es cierto que ese juego de despiste con cierto personaje es una cruel tomadura de pelo… salvo que los planes de Marvel tomen un camino distinto (¿Alguien ha dicho multiverso?).
‘Bruja escarlata y visión’ va a encantar al fandom que está rendido a los pies. Hay razones, de peso, para hacerlo.