Una pareja de astronautas regresa de un viaje espacial donde algo extraño ha sucedido. Spencer Armacost y Alex Streck estaban en una misión espacial cuando, durante una salida de la nave, pierden el contacto con la base de control durante algunos minutos. Luego todo vuelve a la normalidad y ellos regresan a la Tierra. Pero, tras el regreso, muchas cosas extrañas comienzan a suceder en la vida de los astronautas, y las primeras personas que sufren esto son sus esposas.
Un desconcertante diálogo inicial, un ajustadísimo, pero ajustadísimo presupuesto y un mal remate de guión hacen que ‘La cara del terror’ sea una película del montón. Es injusto porque, aquí, había petróleo que no se ha sabido excavar bien.
Corría el maravilloso año 1999 (que nos dio una de las mejores cosechas cinematográficas de todos los tiempos) y llegó Rand Ravich con una prometedora idea debajo del brazo para rodar una película de terror / misterio. Los productores le dieron luz verde y se dejaron el dinero de la producción en contratar a Charlize Theron y Johnny Depp como pareja protagonista. Pero lo cierto es que la historia de Ravich sobre un astronauta al que, algo «extraño» le sucedía durante su último viaje espacial, prometía lo suficiente.
Pero si uno ve el resultado final, está muy lejos de ser lo que en verdad pretendía ser. De hecho, Depp y Theron están algo apáticos, tanto como el resultado final del film que, si bien es cierto que entretiene, echa por tierra las buenas ideas que tenía al comienzo.
Quizás con algo más de presupuesto, que hubiera permitido meternos más en la piel de ese astronauta en el espacio al que «algo» le ha sucedido, todo hubiera funcionado mucho más. Quizás también se les fue en la secuencia final de la película, que no está mal, pero que no termina de convencerme por el hecho de «repetir» secuencias que me has contado hacía apenas unos minutos. Tampoco se atreve a meterse de lleno en el tema del «aborto», no por el guión, sino que seguramente sea por no escandalizar al público americano.
En definitiva, un quiero y no puedo. Lo de la traducción del titulo, lo dejamos para otro día.