Enfrentados por el beso con Missy, Nick y Andrew deberán convivir en un campamento de verano, pero Andrew está dispuesto a humillarlo ante todos por despecho. Mientras, Jessi ha de seguir lidiando con la depresión y con una menstruación salvaje que la hará enfrentarse a un enemigo terrorífico: los tampones.
Como siempre con las series, cuidado con los posibles SPOILERS a partir de aquí…
Una vez que sentó las bases y, si has seguido como espectador la serie, es normal que ‘Big Mouth’ ya no te escandalice en absoluto por su humor, su sal gorda o las referencias sexuales que aparecen cada medio minuto. La serie ha aguantado bien el tirón durante las tres primeras temporadas, pero lo cierto es que esta nueva temporada de ‘Big Mouth’ me ha hecho pensar en si, realmente, no está comenzando a flaquear.
Es cierto que la originalidad de mostrar la adolescencia sigue estando patente. Al monstruo de las hormonas ahora hay que sumar a Tito el Mosquito de la Ansiedad (tomando el relevo del Mago de la Vergüenza) y el paso que deben dar al frente los distintos protagonistas si quieren ir, poco a poco, madurando. Sin duda, el mejor logro que tiene el show es el hecho de seguir sin tomarse excesivamente en serio nada y continuar salpicando las partes más escatológicas con referencias frikis (y al momento Godzilla me puedo referir perfectamente).
Pero es en los últimos dos episodios donde más bajón hemos encontrado. Se nota que siguen haciendo los guiones escribiendo buena parte de los chistes para el público norteamericano sin que me termine de hacer tanta gracia. Sin duda, está claro lo que quieren contar pero no me quedan del todo claras las formas de hacerlo lo que me lleva a pensar en sí sus creadores no están perdiendo el control definitivo sobre la serie. Es decir, ¿Se les está yendo un poquito de las manos?
Habrá que esperar a la quinta temporada para confirmarlo. De momento, para mí, ‘Big Mouth’ ha experimentado un pequeño bajón con respecto al nivel que venía ofreciendo.
El Alquimista Cinéfilo 