Anthony, un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que la mente de éste se deteriora, pero también se aferra al derecho a vivir su propia vida.
Cuando has vivido, aunque sea de lejos, una situación semejante a la que te propone una película, es fácil verte metido completamente en el juego que propone el film, pero cuando encima, a parte, logra que nos metamos dentro de la cabeza del protagonista, eso ya es una jugada difícilmente superable y Florian Zeller lo hace con una sencillez pasmosa, tanto, que la película termina siendo abrumadora.
‘El Padre’ es la historia de un hombre mayor, que bien podría ser la madre del director y guionista que escribió la historia tras perderla por demencia, que se siente confundido y desconecta de la realidad. Tras un arranque desconcertante, el espectador se da cuenta de cómo está funcionando verdaderamente la cabeza de Anthony y, a parir de ahí su guión, de una forma clara y magistral, ayuda a Zeller a componer una película excelente con algunas líneas o diálogos reseñables.
A destacar, sin duda, Anthony Hopkins. Quizás se ha aprovechado y ha vivido un poco acomodado gracias a su carisma y el aire de Lecter que siempre llevará consigo, pero que no os despiste, sigue siendo el maravilloso actor que ha sido siempre. Solo necesitaba un papel con el que volver a ser quien era y este personaje le viene como anillo al dedo. Y aquí está, otra vez en plena forma a sus 83 años, pidiendo a gritos que le den otro Oscar por lo inmenso que está (porque te saca una sonrisa cuando sonríe y te quedas de piedra cuando le cambia, acto seguido, el rostro). A su lado, una siempre maravillosa Olivia Colman (cómo y cuánto transmite con solo un gesto o una mirada).
Como he mencionado antes, termina siendo un film abrumador, por la naturalidad y la sencillez que rodea a la propuesta (ya sea en la puesta en escena o en el desgarrador drama que, en realidad, está contando). Se agradece, además, el hecho de que no caiga en la sensiblería ni busque la lágrima fácil. A pesar de que el cuerpo se te queda descompuesto, ‘El Padre’ es una muy buena película que os aconsejo ver.