Dos hermanos de familia burguesa se encuentran en una situación desesperada y necesitan conseguir dinero sea como sea: Andy, un ambicioso ejecutivo adicto a la heroína, le propone a su hermano Hank, cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer, dar un golpe perfecto: atracar la joyería que sus padres tienen en Nueva York. Aunque a primera vista parece muy fácil, las circunstancias y el azar se conjugan para que nada salga según lo previsto.
Antes de marcharse, Sidney Lumet filmó una película pequeña, respaldada de un gran reparto y una historia endemoniada que si no supone su mejor trabajo poco le falta. ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ es uno de esos films que están equivocados de época. En los años 70 habría sido, sin dudarlo, el thriller del año.
Con una realización bastante sencilla, Lumet se reafirma como un magnífico director de actores logrando que tanto Etha Hawke como el malogrado Philip Seymour Hoffman (y no me olvido de Albert Finney) se luzcan en esta cruel historia familiar con atraco por medio que nos descubre las miserias humanas. No quiero desvelar mucho más del argumento, que funciona a base de flashbacks para contarnos la historia de los personajes que envuelven la trama al más puro estilo Tarantino.
Es de esas cintas que se van guardando un as en la manga hasta su desenlace final, que te deja noqueado en cada golpe certero que propone y que hace que te comas las uñas en sus últimos minutos finales.
¿Pegas? Pocas, muy pocas. Quizás saber el destino final del personaje de Hawke y que Marisa Tomei (que no puede estar más en modo sex symbol) tuviese un poco más de relevancia. Por lo demás, una película intachable de un director formidable que dejó huella en el séptimo arte.
El Alquimista Cinéfilo 