Un asesino en serie está sembrando el caos. Personas anónimas están siendo asesinadas imitando las primeras apariciones de los súper héroes más conocidos. Cosme es el mejor detective de su comisaría, y está a punto de jubilarse contra su voluntad. David es su relevo, y es joven e impulsivo. Ambos tendrán la misión de encajar las piezas en un juego del que desconocen las reglas. En su aventura contarán con la ayuda de Jorge Elías, hijo de Cosme, entrañable friki y dueño de una tienda de cómics y de Norma, jefa de ambos y amante del manga y del cosplay. Dicen que algunas veces hay que ponerse el traje y salir a hacer de este mundo un lugar mejor. Puede que esta sea una de ellas.
Cuando propones un espectáculo como el que ofrece ‘Orígenes secretos’ tienes dos opciones: o tomártelo en serio o con gracia. Es imposible, porque no pega el thriller oscuro con la comedia, intentar hacer una película en la que convivan ambas versiones. Aunque David Galán Galindo apostaba porque fuese algo más parecido a lo primero (por el tono que destila gran parte del metraje), lo castizo y lo español de reírse de cualquier cosa termina ganando el territorio y ofreciendo la otra cara. Una lástima.
El caso es que el batido surgido de mezclar e intentar parecerse a ‘Se7en’ (con ecos claros a la obra magna de Fincher) o a ‘El Protegido’ (la gran idea central del film es básicamente la de la peli de Shyamalan) pueden tener pase. Un inspector a punto de retirarse recibe el encargo de investigar un último asesinato antes de dejar el relevo a un compañero joven. Sí, ¿A que a todos nos suena este argumento? Pues como tenemos a Antonio Resines (que por primera vez en mucho tiempo se toma en serio su trabajo y es lo MEJOR DE LA PELÍCULA), ‘Orígenes Secretos’ arranca bien, de forma prometedora gracias a su secuencia inicial y los primeros diez minutos. Resines funciona muy bien como motor del film. Es más, engancho cada vez que su personaje aparece, es como si destilara el alma de Somerset (salvadas las distancias y comparaciones).
Pero, a partir de ahí, todo termina derrumbándose completamente, entre otras cosas por la introducción del personaje de Brays Efe, que estereotipa por completo al mundillo «friki» y que, alguien tiene que decirlo, le viene muy grande llamarle «actor». No tiene gracia, ninguna, y es la mayor razón de que aún no haya visto ‘Paquita Salas’. Su personaje o él, echan la fiesta a perder. El guión no ayuda, con alguna que otra escena absurda que roza lo grotesco.
Pero no es el único, Verónica Echegui, más allá de ser el interés romántico de la cinta y de aparecer con un par de disfraces enseñando «cacha», no hace más. El protagonista, Javier Rey, completamente desenfocado, sin saber muy bien qué hace su personaje o él metidos en esto. Fíjaos que el único que funciona en el apartado de disparates es Ernesto Alterio, pero porque es un actorazo que se come a los que tiene en frente. ¿La mejor escena? El speech entre Alterio y Resines, sin duda.
‘Orígenes Secretos’ es un film fallido, que quizás satisfaga a algunos fans del mundillo del cómic, pero que a mí me deja muy mal sabor de boca por desaprovechar una ocasión de hacer una buena película capaz de mezclar el thriller con los cómics. Y eso prometía.
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