Lars y Sigrit son dos músicos islandeses desconocidos que tienen delante la oportunidad de su vida: representar a su país en el concurso musical más importante del mundo. Ahora podrán demostrar que hay sueños por los que vale la pena luchar.
A pesar de que sabéis que tengo un problemilla con el humor de Will Ferrell, me llamó desde el principio la atención este proyecto Eurovisivo. Sin ser un gran fan, por unas cosas o por otras no falto a ver el certamen desde el año de Chiquilicuatre (y cada año hemos ido a peor). La historia de Fire Saga se nota que está currada, que hay un equipo que ha diseñado muy bien la película con canciones pegadizas, con golpes imaginativos, con gags curiosos… pero no termina de funcionar.
Sinceramente, porque me la esperaba mucho más de risa. Será que Ferrell sigue sin hacerme tilín, pero la película juega mucho más en el terreno de la comedia romántica y satisfacer a un amplio espectro de público, que en el de intentar ser una película locamente eurovisiva, a pesar de que las meteduras de pata de la pareja protagonista puedan tener gracia, es una película romántica más con algún que otro tinte romántico. Basta con ver que la maravillosa Rachel McAdams (que vale PARA LO QUE LA PONGAS) se luce mucho más y mejor que su compañero de reparto. Luego está Pierce Brosnan, al cual se desaprovecha muchísimo, mayormente porque en ‘Matador’ ya ha demostrado una vis cómica genial.
Es decir, los méritos están ahí (las canciones, los cameos, algún momentito inspirado), pero el entretenimiento es insuficiente. Se termina haciendo pesada, aburrida y poco a poco pierde gancho e interés. Es decir, aunque parece que sí, los méritos no son suficientes.