Tras salir de la cárcel, Ray Winkler se gana la vida como lavaplatos. Harto de este trabajo, se le ocurre una brillante idea: abrir una tienda de galletas, contigua a un banco, con la ayuda de su mujer y un par de rateros de poca monta. Mientras su mujer atiende el negocio, él y sus socios excavan un túnel que conduce al interior del banco. Pronto se harán ricos, pero no exactamente como habían pensado.
‘Granujas de medio pelo’ tenía todo para poder ser una de las grandes obras maestras del director, pero el grandísimo contraste que hay entre las dos partes principales del film hace que el resultado se quede en una película curiosa, simpática y, a ratos, muy divertida. Me explico a continuación:
En la primera parte del film, Allen nos vende la historia de un hombre, un “maestro del crimen” empeñado en dar su gran golpe, que no es otro que atracar un banco alquilando el local de al lado para dar galletas. El espectador lo compra porque es donde Allen se siente a gusto, es su zona de confort. Da rienda suelta a su vis cómica y la del resto del reparto. Las situaciones rocambolescas sacan carcajadas, aunque sospeches hacia dónde va todo encaminado, no importa porque estás pasando un rato muy divertido. Sus primeros cuarenta minutos de film son de lo mejor del director en aquellos años.
En la segunda parte, todo se vuelve un poquito más dramático, pero el contraste termina siendo excesivo. Hay como un parón, porque Allen quiere contarte una historia completamente diferente, que funciona teniendo en cuenta lo anterior, pero que choca un poco con el esquema que seguía la película. Hay diversión porque los diálogos tienen miga, pero las situaciones no tienen el mismo gancho. Hay más historia, porque se nota que es la parte que tiene más ganas de narrar, pero no está al mismo nivel que lo que acabamos de ver, por lo que todo pierde un poquito de fuelle y, además, los secundarios no lucen tanto. Hugh Grant, por ejemplo, me parece un poquito desaprovechado.
De todas formas y a pesar de sus pequeños inconvenientes, que sus pequeños defectos no os dejen ver el bosque: Ver ‘Granujas de medio pelo’ es pasar un buen rato, un entretenimiento ligero que os sacará más de una sonrisa.