Helga, editora en horas bajas, acaba de internar a su marido en un psiquiátrico. En el tren de vuelta, un desconocido se le presenta como Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja en la misma clínica investigando trastornos de personalidad a través de los escritos de los pacientes. Durante el trayecto, Ángel le cuenta a Helga la historia de Martín Urales de Úbeda, un enfermo paranoico extremadamente peligroso obsesionado, entre otras cosas, con la basura.
Estoy de acuerdo en que la verosimilitud está sobrevalorada, pero gracias a eso el cine funciona tan sumamente bien. Lo importante es creerte lo que ves en pantalla grande o que el director o actores de turno consigan transmitirte que lo que está pasando es real o tiene un tanto por ciento de realidad. ‘Ventajas de viajar en tren’ narra una serie de historias que, mira tú por donde, me las creo dentro de lo exageradas que sean porque todos los miembros del reparto están por la labor de que eso resulte creíble.
Esto no quita que la película sea un solemne y soberano disparate. Toda el metraje esperando algún tipo de conexión entre las distintas estaciones / subtramas para terminar dando carpetazo final y a otra cosa. Es una historia, dentro de otra historia, dentro de otra. Reconozco que me tuvo enganchado en algunos momentos pero, seamos sinceros ¿A cuento de qué viene la historia protagonizada por Macarena García si no es más que relleno?
La película se desploma completamente cuando empiezas a ver de lejos algunas vueltas de tuerca (como el personaje de Belén Cuesta) y cuando te das cuenta de que el film se atreve a tocar temas muy serios contrastándolos con golpes de inevitable humor que no vienen a cuento.
‘Ventajas de viajar en tren’ es un film provocador, que no termina de cuajar ni encajar en ningún sitio. Seguramente termine siendo de esas películas que, o amas o odias. Para mi se queda en medio, pero más cerca del segundo grupo.