Wayne Hays es un detective de la policía de Arkansas. Junto a su compañero Roland West, se ve involucrado en la investigación de un macabro crimen desencadenado por la desaparición de dos niños en plena región de los Ozarks, en el Medio Oeste americano. Un misterio que cala en la vida personal de ambos agentes y se prolonga a lo largo de varias décadas.
Creo sinceramente que la serie ‘True Detective’ ha sido una de las mejores cosas que le ha pasado a la televisión en años y que su primera temporada debería meterse directamente en los tops de series. Su estilo inconfundible, su enrevesada historia y las actuaciones (Matthew McConaughey nunca ha estado mejor que interpretando a Rust Cohle) han marcado un hito en la pequeña pantalla. Es cierto que la segunda entrega, la de Velcoro y Bezzerides, si la comparas con la primera desde luego que sale perdiendo (porque es una OBRA MAESTRA), pero aún así seguía muy bien el esquema y camino marcado por la original.
Gracias a Dios, sus responsables se han dado cuenta de que el «pinchazo» (por llamarlo de alguna manera) no era para tanto, ni para dejar la serie y olvidarla en el cajón, ni para cambiar radicalmente todo. Se vuelve a respetar el formato, desde los títulos de crédito iniciales hasta el desarrollo de la trama, y se fija mucho más en el espejo de la primera entrega.
Volvemos a viajar a la américa profunda, al caso Purcell, al de dos niños desaparecidos. Al viaje temporal que sufre la familia y los detectives encargados del caso, durante los años 80, 90 y 2000 y como pasa factura para todos los implicados. ‘True Detective’ recupera vitamina, sumerge al espectador en una trama mejor resuelta y más entretenida. Incluso se permite un pequeño guiño en su episodio final que seducirá a los más cinéfilos.
Al frente del proyecto se sumerge un actor carismático que va camino de ser el próximo Denzel Washington: Mahershala Ali, que aporta seriedad y sobriedad al personaje principal. Su Wayne Hays vive atormentado por la culpa, la de no haber resuelto un caso que se le atravesó desde el principio y que llevó al terreno personal al encontrar, en tan terribles circunstancias, a su pareja (estupenda Carmen Ejogo). A partir de aquí, Pizzolatto desarrolla toda la historia haciendo que la relación de ambos sea intrínseca al caso. Si hay un descubrimiento, algo sucede en el matrimonio, enriqueciendo mucho más a los personajes que en la anterior entrega.
Por si fuera poco, recuperamos a Stephen Dorff, un actor genial que se perdió por el camino sin entender muy bien el porqué. Su contrapunto al personaje de Hays es esencial para que la dinámica de la pareja funcione.
Sin desvelar ningún giro diré que ‘True Detective III’ es un gran acierto que revitaliza la serie. Un misterio que engancha desde su primer episodio hasta el último. Está claro que si a Nic Pizzolatto le damos tiempo, sabe sacar el mejor partido a un caso sin resolver.
Merecidos 2 oscar de masherhala aunque nunca como la primera