Debo confesar que me está sucediendo una cosa bastante curiosa con ‘El último hombre en la Tierra‘, la serie de Fox que va ya por su cuarta temporada.
Ojo, posibles SPOILERS, aunque creo que no:
Al principio la veía sin mucho interés, llamaba la atención las locuras que cometía el protagonista, algunos gags realmente logrados, pero tampoco parecía una gran serie. En cambio, ahora, en esta última temporada, es cuando está logrando una mayor plenitud.
Estamos ante la que es, con probabilidad, la temporada más completa de la serie, con multitud de escenarios (pasamos del mar a una isla, a Ziwatanejo, a otro viaje en carretera), entradas y salidas de personajes (me ha parecido muy acertado recuperar al hermano astronauta), cameos espontáneos como el de Jack Black (y otros no tan espontáneos). Pero, en definitiva, dentro de los dieciocho episodios, en todos ha sucedido algo curioso, algo llamativo, algo que merecía la pena.
Y ahora que conocemos a Tandy y le queremos, con todos, TODOS y cada uno de sus defectos, es cuando mejor nos cae. Basta con ver el speech final que se marca ante sus compañeros para pasar de nómadas a sedentarios.
Una vez más, sus responsables se dignan a terminar la temporada dejándonos con una intriga mayor, sin saber hacia dónde quieren encaminar la serie o si buscan darla un digno final. Al menos podrán decir que ‘El último hombre en la Tierra’ ha cumplido el cometido de entretener durante tanto tiempo.