Sobran las palabras: Casualidades de la vida

Eva, una madre divorciada que trabaja como masajista, ve con temor la inminente partida de su hija a la universidad. Al mismo tiempo que tiene un idilio con Albert, un hombre dulce y divertido que también padece el síndrome del «nido vacío», hace amistad con Marianne, una clienta que es poetisa. Cuando Eva conoce la verdad sobre el ex marido de Marianne, empieza a albergar dudas sobre su relación con Albert.

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Sin esa sensación de amargura que tenía ‘Cosas que diría con solo mirarla’, ‘Sobran las palabras’ es una bonita comedia romántica (muy honesta, sabe de que va y a que público llegar) que juega a enmarcar en la vida cotidiana una premisa aparentemente rebuscada. Al contrario de lo que suele suceder en las comedias románticas, no vamos a tomar por tonto al espectador y vamos a hacer que la película sea tan real como palpable.

Los protagonistas no dan vida a personajes rebuscados con empleos complicados. No. Me atrevería a decir que, incluso, los empleos dicen mucho de cada uno de los personajes que vemos en pantalla. Basta con echarle un ojo al personaje de la poetisa Catherine Keener.

Dos puntos muy fuertes sobresalen de alguna manera en la cinta. Por un lado, recuperamos a la perdida de vista Julia Louis-Dreyfus en un personaje a medida. Quiere rehacer su vida sin darse cuenta de que las decisiones que va tomando la hacen ganar cosas que no tenía, pero perder otras que parecía que iban a estar ahí para siempre.

El otro punto fuerte es James Gandolfini. Quizás no sea una actuación memorable, pero es Gandolfini amigos. Gandolfini antes de decirnos adiós para siempre y eso hay que resaltarlo. Gracias amigo por tantos grandes momentos.

En definitiva una opción madura e interesante para ver en la cartelera de cine. Con dosis de buen humor y risas garantizadas. No os la perdáis.

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